Relato - Sangre de su sangre

NOTA: Este relato es totalmente ficticio. Se me ocurrió hoy de la que venía de clases y aunque mi estilo literario sea bastante malo, estoy orgulloso de este breve texto. Echo con mucho cariño.

[Sangre de su sangre]

Aún lo recuerdo, como si fuese ayer...
Llevo años en motocicleta, y puedo decir que he tenido buenos momentos, suave viento en la cara, camaradería con los compañeros, esa sensación de libertad que tienes cuando viajas en esa chopper que te ha costado tanto dinero y de la que estás tan feliz. Los malos, esas típicas caídas o cuando llueve tanto que te calas hasta los huesos.
Hablaré del peor.
Hace un tiempo mi padre se sacó el carnet de moto y yo le dejé la vieja moto que no usaba, mi primera moto a la que tanto aprecio tengo, con ella realicé las primeras aventuras y marchas; soy una persona a la que le encanta viajar y conocer otros lugares y gentes, es el vehículo perfecto.

Era una noche de fin de semana, un sabado de noche.Recibi una llamada a casa del móvil de uno de los amigos de mi padre. Volvían de una ruta juntos, estaba lloviendo muy fuerte y le patinó la moto,cayendo de lado arrastrandose por el suelo, y la amada moto encima de el, provocándole heridas graves. Estaba en estos momentos hospitalizado en urgencias.

Agarré el coche y llegué todo lo rápido que pude al hospital. Las caras eran muy serias, la preocupación flotaba en el ambiente, agobiandolo. Es increíble como el objeto que me daba la vida, se la estaba quitando a otro. Los nervios me destrozaban y no pude hacer otra cosa que apartar a todo el que se me ponía delante, entre agarrado por dos celadores en la habitación donde estaba mi progenitor, tirado en la
cama, enganchado a estas maquinas de los hospitales, que pitan y otras tantas.

Pregunté que podía hacer, me respondieron que necesitaba donación de sangre. En seguida contesté que ahí estaba yo para donar, pues mi sangre es del mismo grupo sanguíneo. Enseguida empezó la transfusión, jodía un poco, pero veía como todo el
fluido rojo circulaba por el tubito en sentido ascendente. Cuando acabo, pedí que sacasen un poco más, aunque fuese peligroso, a regañadientes me quitaron otro poco y lo envasaron. Era una situación de vida o muerte, empecé a marearme y caí al suelo. No recuerdo nada después.

A la siguente semana, sin necesidad de ayuda, mi padre volvió a casa. Nos abrazamos, era por fin el momento de relax, la espera agónica había acabado.

Estoy orgulloso de devolver la vida a alguien que me la dio a mi. No me duele haber sacrificado sangre, pues yo soy sangre de su sangre, y el es sangre de la mía. Padre e hijo, el cariño de una familia.